Vivimos inmersos en un fenomenal y rebuscado andamiaje mediático, esperpento solamente al alcance de algunos post modernos, sabios, filósofos, o grandes entendidos en esto de los comportamientos sociales/humanos.

Los “BlancaBienes”, palabra, seguro que indebidamente disimuladora de la verdadera intencionalidad del autor. (Resumiendo: “Blanqueo de Bienes”) Y ahí están pues los BlancaBienes, organizando al personal, a los “enanitos”, (está claro que no me refiero a la estatura física de cualquier persona) es decir, ¡a nosotros!, los humildes y honestos ( o no) currantes.

Y ahí, en el bosque (o jungla) nos lo han preparado todo muy bien, y allá que vamos un día sí, y otro también. Y vamos contentos, bueno, más o menos, porque en el bosque, no todo es bucólico y esplendoroso. No faltan toda clase de animales, animalitos y animalañas. Y claro está, hay que andarse con cuidado, hay trabajos verdaderamente peligrosos, y los venenosos animalejos, nos los podemos encontrar en cualquier recodo de este inmenso bosque.

Pero después de la dura y peligrosa jornada, llega la “compensación”, ¿O recompensa?, y para eso tenemos a nuestra particular (y peculiar) Blanca Nieves, pero una Blanca Nieves muy especial, por eso la “rebautizamos» como BlancaBienes.  Ella representa y nos facilita, nuestra recompensa por los trabajos realizados. Por eso, volvemos contentos del bosque, ¡I go, I go, a casa a descansar, I go, I goooo ..!!

Y ahí tenemos nuestra casita, nuestra mesita con comidita, y por supuesto, cositas para jugar, divertirnos y “matar” el tiempo (es decir, la vida) y para empezar, nuestra TV de plasma, nuestro iPad, etc.  Después, que si el Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, etc. etc. ¡Uff, menos mal! (Ver mi artículo “La caverna de Platón y las pantallas de plasma”) Porque currar en el bosque es muy duro, y como decíamos, está lleno de peligros.

Raras especies de animalejos, desde los agresivos, pero que van de cara, a los que solo atacan para subsistir, y los dóciles y mansos animalillos alimento de los más feroces, y sobre todo, esos abundantes y prodigiosos, y en muchos casos mortalmente venenosos, que son, los bichejos camaleónicos, que disfrazados de dóciles florecillas o resplandecientes hojas, (no sé porque me vienen a la mente la conocidas y patilargas “mantis religiosas”) de forma traicionera nos pueden inyectar el venenoso elixir de la traición

Por supuesto, no faltan los peligrosos y venenosos reptiles que trepan sobre las cabezas de los pobres enanitos, y al menor descuido, con sus afilados y peculiares dientes, inyectan el mortal veneno, verdadera droga que tiene la capacidad, muchas veces de lavar sigilosamente el cerebro, o directamente minar la salud física. Cada día que se pasa en la jungla, es un triunfo de la supervivencia (¿súper?)

Y así pasamos los años en el bosque de BlancaBienes. Durante milenios, se han mantenido en un relativo equilibrio esta multiplicidad de seres (enanitos incluidos) en este complejo hábitat. Son las leyes naturales de la supervivencia. Los fuertes son pocos, los débiles la mayoría. ¿Qué pasaría si de pronto los leones se multiplicasen y las praderas se llenasen de estos animales?, pues evidentemente, la mayoría de especies desaparecerían. Entre las especies animales, el equilibrio se mantiene de esta manera. ¿También con la especie humana ocurre lo mismo? Pues sí, sucede lo mismo: los pocos son los fuertes, los débiles la mayoría, pero la pregunta es obvia, en la especie humana, ¿la ley de la supervivencia debería ser la misma que con el resto de animales?  Pues rotundamente NO. Pero sin embargo, sucede lo mismo, pareciera que hemos copiado/mimetizado ese modelo de funcionamiento. Está claro que, en algunos aspectos, la evolución brilla por su ausencia.

Es “la metáfora de la jungla”. Es el antiguo, y a la vez moderno, “cuento que se cuenta” la especie humana. Como la mayoría de cuentos, la trama es terrible, y el final “in-creíble”

¿Qué diferencia de funcionamiento hay entre la jungla arbórea plena de alimañas y peligros, y la “jungla corporativa moderna”?  ¿Es necesario que los pocos tengan el poder y la riqueza, y los muchos solamente la miseria y el derecho al pataleo?  ¿Para qué ha servido la evolución de nuestra especie? ¿Para qué ese impresionante cerebro con más de cien mil millones de neuronas?  ¿Para pensar?  ¿Qué?  ¿Para hacer?  ¿Qué?  ¡Ah! puede ser que, para hacer cacharritos y chirimbolos divertidos y entretenedores. Para pasar el tiempo, para matar el tiempo, y si afirmamos que el tiempo es “vida  ¿Cuál es la conclusión?
Voy a relatar, posiblemente, tu vida. Vamos al bosque a trabajar para los “Pocos”, éstos nos venden los propios productos de nuestro trabajo, si no podemos pagarlos, nos adelantan el dinero, por supuesto con la correspondiente hipoteca, y si a pesar de ello, sufrimos para devolverlo, nos deprimimos y enfermamos, nos facilitan los fármacos, y aquí se cierra el ciclo.

El bosque donde se fabrican los  entretenedores «chirimbolos» es de los “Pocos”, la «gran Industria» y los Bancos son de los “Pocos” y las Farmacéuticas, como no, también son de los “Pocos”. ¿Y las Funerarias…?

Y así sigue el ciclo de la vida, y así, como enanitos, descansamos felices en el hogar que nos prepara cada noche BlancaBienes.

Mañana amanecerá de nuevo, muchos irán de nuevo al bosque, ¡I go, I go, al bosque a trabajarrr!!, y los que vuelvan, ¡I go, I go, a casa a descansarrrr!!  Y BlancaBienes, nos arrullará con la edulcorante “na (de) na”, pasada por la freidora del Facebook, WhatsApp… Twitter… Instagr… ZZzzzzz zz

Y termino con más interrogantes ¿Algún día dejaremos de ser enanitos?  ¿Lograremos que la jungla sea un lugar sin venenosas alimañas y sus bienes dignamente compartidos?  Preguntas y más preguntas… y después de una saludable jornada, (servidor ya fuera de la “jungla”), regreso a mi Azotea, de nuevo a disfrutar trabajando, de nuevo a intentar abrir conciencias, y una vez más, a reflexionar, a buscar respuestas y hacerme más preguntas  ¿Qué puedo hacer yo, para…? ¿Y tú…?