Ya descansando andaba yo por los vericuetos de la vida, intentando viajar por las tierras del pensamiento positivo y sorteando las colinas de la vanidad, cuando de pronto, una buena amiga, viene muy científica ella, (que lo es) y me atiza con un golpe de realidad, explicándome su última experiencia realizada a través de un estudio sobre “comportamiento humano”, en el que yo incluyo la ética y la escala básica de valores humanistas.

Os cuento de que va el estudio; se trataba de plantear a estas personas, la siguiente pregunta. ¿Qué haría usted si se encontrase una cartera o monedero con la documentación de una persona, tarjetas de crédito y 300€? Ahí van resumidas las respuestas de estas personas de un (aparente) buen nivel intelectual:

  •  • 90% Se quedarían con el dinero, y dejarían el resto de la “mercancía” en alguna papelera o similar.
  •  • Intuyo que lo que harían el 10% restante ya poco nos importa.

Todas argumentaron “a su manera” el porqué de esta decisión. Algunas declinaban devolver el hallazgo a la policía porque temían que también se  ¡quedasen con el dinero!

Confieso, que aunque en un principio me sorprendió este resultado, rápidamente salí de mi estupor cuando empecé a relacionar semejante conducta, con los niveles generales de ética y decencia que invade y acredita a diario nuestra sociedad.

Rápidamente pasaron por mi mente hechos, circunstancias y declaraciones que a menudo leemos, escuchamos y vemos a través de los mal llamados “medios de comunicación”.

La mediocridad triunfa y la escala de valores decrece. Personalmente, dedico mucho tiempo a analizar comportamientos de nuestra sociedad, como suele decirse me “trago” programas de TV, radio, entro a husmear en las redes sociales y webs, analizo los comentarios de lectores en periódicos y revistas, etc. Os confieso que hay que tener “mucho estómago” para resistir toda la andanada de “material” que recojo para sacar conclusiones, intentando ser lo más aséptico/objetivo y racional posible.

No es este el espacio para desgranar todas las lindeces que he podido y puedo observar a diario, lo que sí puedo decir es que no me sorprende el resultado de la encuesta. Veamos algunas muestras de “lo que hay”.

Por ser la más influyente, podríamos hablar de la TV, programas “basura”, pero  ¡basura total! con unos niveles de audiencia estratosféricos. Y por supuesto, no me olvido de las tertulias y sus ínclit@s tertulian@s. ¡Ayyyy esas tertulias!!

Muchas veces me han pedido que en mis escritos, aparte de mis reflexiones filosóficas, me pronuncie más sobre los temas políticos: “no problem”, aprovecho esta ocasión, pues confieso que como estudioso de estas cuestiones sociológicas, me interesan bastante las tertulias con temas políticos, no en balde, se consigue mucha influencia en los electorados a través de este medio, de donde después saldrán los votos para designar a nuestros gobernantes (esto explicaría muchas cosas). Ahí tenemos pues a los políticos de turno, en la mayoría de casos, con una indisimulada mediocridad moral; mienten descaradamente sabiendo que mienten, e intelectual, solo tienen un “rollo” y cero inteligencia racional y emocional, y para muestra (de las decenas que podría escoger) un simple botón; el “peculiar” presidente de España, además de, en estos tiempos no saber inglés, desconoce cuál es el PIB de su país, (imagino que ahora ya se lo habrán dicho) por citar un solo dato de los muchos que parece ser a la vista de las evidencias, ignora.

Sigamos con los políticos, en general. Pregunta inocente: ¿Qué cerebros gestionan estas mentes de dimensiones tan ajustadas? No me cabe la menor duda que son cerebros “cansinos”, siempre con la misma “tralla”, todos con el mismo discurso, “yo soy bueno, los otros son malos”, “erre que erre”, son pesados y cansinos, y yo me digo; un cerebro, con los muchos siglos de evolución a cuestas, se supone que nos ha ido dotando de buenos “materiales”, no debería estar “construido”, como así parece en muchos casos, de materiales de tan escasa calidad, burdos, rígidos y con taras.

Yo pienso, simplificando un poco, que las neuronas de estos cerebros, deben de ser de esparto, ya sabes, esa sufrida planta que acaba siendo en la mayoría de los casos suela de alpargata, aunque pensándolo bien, ya nos gustaría que algunos de nuestros políticos tuviesen al menos esa utilidad. Pero aquí no acaba la historia, al hilo de lo comentado me viene a la mente otra pregunta. ¿Cómo es posible que personas con cerebros cansinos y neuronas de esparto, lleguen a gobernar países, y por lo visto últimamente en Europa, también continentes?

Mi respuesta a la pregunta, a mi modo de ver, y perdonad mi falta de humildad, es muy fácil, pues porque la mayoría (no todos) de ciudadanos también hacemos gala de ese tipo de cerebro. Somos los que votamos a esos políticos y los que vemos y escribimos esas lindezas/sandeces en la TV o en las redes sociales.

Me permito poner, a pesar de sus riesgos, un ejemplo irrefutable. En España, (dicen las encuestas) un 30% de los electores piensan votar en las próximas elecciones a un partido demostradamente por los jueces, (no hago juicios de valor) corrupto hasta límites insospechados. Me da igual el partido que sea, no es cuestión de ideologías o simpatías, un partido de estas características, no debería recibir ni un solo voto, es una cuestión de ética y decencia. Y yo me pregunto ¿Cómo podría justificar como padre ante mis hijos, que voto a un partido con esta solvencia moral? ¿Cuáles son mis valores éticos a transmitir? Insisto, vale para cualquier partido del signo que sea; NO a la insolvencia moral. De momento hasta aquí el tema políticos.

Otros tertulianos que no tienen desperdicio son algunos periodistas, (o similares) hay emisoras de radio y cadenas de TV que hacen del insulto y la gratuita descalificación su razón de ser, otras menos “beligerantes” llevan a sus platós algunos invitados, normalmente periodistas de «pedigrí» y politicos, ambos de «armas tomar». También son previsibles, cansinos y con neuronas de esparto, si los sacas del «auto bombo», la descalificación y el insulto, su aportación a la información, el análisis sereno y el discernimiento, se aproxima a cero. Pero estos, al igual que los políticos, también tienen sus seguidores, me temo que con una configuración cerebral muy similar. Así no va.

Y ya por hoy, dejo esta «sutil loa crítica» dedicada a algunos de nuestros peculiares congéneres del mundo de la comunicación/manipulación, pero yo seguiré desde mi Azotea de la Libertad, no sé si con cerebro “cansino”, pero desde luego, no cansado.