La ciencia colindante.

Sociólogos/demógrafos, aparentemente eminentes, en un reciente programa de radio,  hacían referencia a su preocupación por el escaso desarrollo demográfico en los países desarrollados.  Parece ser, que en España estamos en 1.3 hijos por familia, cuando lo “ideal” sería 2.1.  (¡Lo que nos faltaba!)

Bueno, esto es lo que se llama no ver mucho más allá de sus propias narices, (dicho con todo respeto, eso sí) me parecieron intelectuales de esos que no se patean la calle,  aunque cierto es, que desde su perspectiva, tenían su parte de razón, a saber, dentro de unos años habrá una gran mayoría de nuestra sociedad que rebasará los 65 años que es, actualmente la edad de jubilación, y su teoría es que no habrá suficiente personal cotizando para pagar semejantes jubilaciones.

Los mencionados sociólogos han sugerido/pronosticado:

a) Que España pronto ¿? necesitará una importantísima cifra de inmigrantes. ¡Toma ya! Esto si que son brotes verdes.  (Como se entere Montoro and troops)

b) Que la jubilación no es suficiente con retrasarla hasta los 67 años, ellos aconsejan que sea a los 70 años o más… La Sra. Merkel, seguro que aplaude la sugerencia con las orejas. ( y por qué no a los 100 años, digo yo)

–  Comentario a la propuesta a)  Estos señores parece ser que no se han enterado que en España hay 6 millones de parados, es decir, personal ya tenemos, de momento, y hasta que no coloquemos a los 6 millones, o gran parte de ellos, pienso que sugerir lo de la inmigración, es un chiste de mal gusto.

– Comentario a la propuesta b)  Estaría de acuerdo en lo de los 67 años, pero sin hacer pre jubilaciones, EROS, etc. a cargo del estado.

¿Qué pasa con la calidad de nuestros espermatozoides?

Describo a continuación un extracto de un artículo de David Mediavilla publicado en IntraMed, y mis consiguientes consideraciones.

El esperma masculino pierde calidad. Un estudio realizado en Francia durante 17 años, entre 1989 y 2005, muestra que la concentración de espermatozoides en el semen descendió un 32,2%, a un ritmo de un 1,9% al año. Si en 1989 la concentración media era de 73,6 millones por centímetro cúbico, en 2005 había caído ya hasta los 49,9 millones. Esta última cifra, aunque aún está dentro del rango en el que la Organización Mundial de la Salud considera fértil a un hombre, está por debajo del umbral de los 55 millones por centímetro cúbico a partir del cual se incrementa el tiempo necesario para concebir.

Los autores del artículo,  publicado en la revista Human Reproduction, analizaron las eyaculaciones de 26.600 hombres, probablemente la mayor muestra estudiada en el mundo, y, aunque los resultados no se pueden extrapolar a otros países, sus datos confirman la pauta que se ha observado en otros lugares del planeta, incluida España. Además, los espermatozoides no solo eran menos, sino que también había descendido el porcentaje, en un 33,4%, de los que estaban bien formados.

“Este estudio constituye una seria advertencia sobre la salud pública y se tiene que buscar la relación entre este descenso de la calidad del esperma y cambios medioambientales”, escriben los autores en el estudio. En él, señalan como posibles culpables, entre otros factores del entorno, a sustancias químicas que alteran el equilibrio hormonal como el bisfenol A, que se encuentra en objetos de uso tan común como las latas de conserva o las botellas de plástico. “Aunque el descenso también podría estar relacionado con factores que han cambiado durante el periodo en el que realizamos el estudio, como un incremento de la obesidad, cambios en la alimentación o una vida más sedentaria”, reconoce Joëlle Le Moal, investigadora del Instituto de Vigilancia Sanitaria y coautora del estudio.
También se considera que hay una relación entre el deterioro de las condiciones medioambientales y el empeoramiento de la calidad del semen. “Si hay una célula especialmente sensible a las circunstancias nocivas del medio ambiente, esa es el espermatozoide, porque si hay algo que le está estresando y le puede dañar, lo que no quiere el espermatozoide es transmitir información defectuosa a la descendencia, y prefiere morirse antes que transmitirlo”, explican. Pobres, pero honrados, ¡Eso es honestidad! Digo yo, que si los políticos hiciesen como los espermatozoides, igual decidían no tener descendencia, no sea que…)

Todos estos indicios, hacen que los autores del estudio que hoy se publica en Human Reproduction reclamen que se incremente el esfuerzo para averiguar qué está provocando este alarmante descenso en la calidad del semen masculino, particularmente en los países más avanzados. “Nuestra advertencia puede ayudar a las autoridades sanitarias a reforzar sus políticas sobre los perturbadores endocrinos (los productos químicos que alteran el equilibrio hormonal), preferiblemente en el ámbito europeo, mejorando la investigación y los sistemas de vigilancia”, reclama Le Moan.

Debemos añadir,  que si ahora en 2.013 se realizase un nuevo estudio, seguro que los resultados serian bastante más negativos, ya que el estrés y la baja calidad de vida, no ha dejado de aumentar día a día.

Este estudio, es un argumento más en favor de las medidas que reclama, pero también deja un pequeño rayo de esperanza (para que no nos traten de negativos) respecto a la capacidad de nuestra naturaleza para sobreponerse a los contratiempos. Pese al descenso de la calidad del semen, los investigadores descubrieron un dato positivo. La capacidad de movimiento de los espermatozoides (la motilidad) se había incrementado, del 49,5% en 1989 al 53,6% en 2005. La naturaleza, y las urgencias que provoca el deseo sexual son una muestra de ello, siempre busca la forma de abrirse paso, hasta en las circunstancias más adversas. Uno piensa, que también estos espermatozoides pueden estar estresados ¡solo nos faltaba esto!!

Como nuestros demógrafos radiofónicos lean este estudio, se van a tirar de los pelos pensando en lo cortos que se han quedado al proponer la edad de jubilación y las necesidades de inmigración en nuestro país.  ¡Vivir para oír!!