La mente deslizante

*Aprender a leer es un ejercicio que dura toda la vida, porque lleva toda una vida educar una mente”. ¿Por qué triunfa Facebook, Twitter, o WhatsApp? *“La mente, por naturaleza, es “deslizante” y le gusta dejarse llevar cómodamente de un estímulo a otro sin detenerse en ninguno”. Es decir, como seguramente afirmaría una mente privilegiada como el científico F. J. RubiaEl cerebro nos engaña” o Pino Aprile que remataría para afirmar “Además para volvernos imbéciles” Nuestro cerebro, con tal de ahorrar energía, no le importa ayudar a que seamos más ignorantes e incluso más imbéciles. Pensemos que “esto” no es de ahora, ya viene de antiguo, pues ya Platón (como indica Gregorio Luri) en la República ironizaba sobre este asunto. Cuanto podríamos aprender si leyésemos despacio, eso sí, a los Platón, Aristóteles, etc.

¿Y a qué viene toda esta filosofada? te preguntarás. Días atrás, me sugirieron varias personas, que escribiese algo relacionado con el periodo vacacional, en nuestras latitudes veraniegas pensé, Ibiza, viajes… playa…montaña…siesta… ufff, finalmente la inspiración me llegó, como no, leyendo un buen libro.

Muchas personas, según ellas manifiestan, aprovechan las vacaciones para leer, algunas dicen que tienen lecturas atrasadas ¿? Se llevan cuatro o cinco libros para darse caña a una buena sombra de árbol o floreada sombrilla. Normalmente, suelen explicar que durante el año, no han tenido tiempo de leer, bueno, tiempo si han tenido, lo que sucede es que lo han dedicado a otras “cosas”. Elemental.

Si acaso, también según mis estadísticas, leen (durante el año) poco y muy rápido, en el mejor de los casos, como decía un buen amigo, «en el metro, o a ratos perdidos” (¿qué lecturas se leen en los “ratos perdidos”? a veces, en diagonal (alucino cuando escucho esto) Como anécdota os diré que en una editorial que iban a publicar uno de mis libros, la persona que se encargaba de analizar los originales de los autores, para decidir si lo publicaban, me indicó que mi libro le había gustado mucho, que lo había leído en “diagonal” y que le parecía genial. (Aún sigo alucinando en colores, y mejor que no explique por qué) Pero lo más usual y cotidiano, son las lecturas cortas y “deslizantes”, con lo cual, se ahorra tiempo y se aumenta la ignorancia. Sin duda uno de los grandes logros de las redes sociales.

Yo, desde hace algunos años, estoy aprendiendo a leer despacio, que es la única forma de aprender “algo” e ir saliendo de mi ignorancia.
Pienso que, esta época veraniega/vacacional, con más tiempo disponible (para estos menesteres) es un buen momento para aprender y practicar la “lectura lenta”, te lo puedo asegurar, no pasa nada si lees un libro menos, es la lectura que reduce el estrés y aumenta el conocimiento. Una buena opción ¿no?.

Pues este es el tema veraniego que propongo, te animo a que lo practiques. Y si ya eres un lector o lectora que lee despacio, por muchas razones, ¡enhorabuena!  Tambien te planteo alguna opción más: puedes practicar el caminar por el campo solo, sin compañia, o a «pensar antes de hablar». No creas, no todo el mundo es capaz (sobre todo lo segundo)
Yo seguiré desde mi Azotea leyendo y subrayando muy despacio el consabido libro. Después, pensaré y escribiré algo de más de ciento cuarenta caracteres, sinceramente, no quiero encogerme más.

¡Feliz y provechoso verano!!

 

*Gregorio Luri de su libro ¿Matar a Sócrates?