Despiste de padres, “carne” de psiquiatra

Para lectores sin prisas

¡Lo que nos faltaba! Después de saber que Facebook es un verdadero  fenómeno como potenciador y divulgador de la envidia a través de las relaciones en dicho medio, continuamos sabiendo algo más de algunas de las consecuencias como resultado de su uso, y de los “chutes”  que del mismo se propina el personal.

Hace unas fechas publicaba un artículo sobre la facilidad de generar  envidia como resultado del uso de Facebook entre una gran mayoría de sus usuarios (o utilizantes). Lo cierto es que generó muchos comentarios en algunas redes, y eso es bueno, pues todos eran en la linea que procura este blog, es decir, propagar el conocimiento, la reflexión y la autocrítica.

Tal como comentaba y prometía, no iba a dejar la “cosa” ahí, pues me temía que la herramienta en cuestión, se las trae maduras, que como tantas otras herramientas, por supuesto, se obtendrá un determinado resultado  en función del uso que de ellas se haga.

En estas cosas andaba, cuando accedí a un interesante artículo del psiquiatra Dr. Jesús de la Gándara (Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Yagüe de Burgos) y que reproducía el periódico El Mundo. (Ya adelanto que no soy lector de dicho medio) y que me pareció muy interesante por su enfoque del asunto, muy claro, y emitido por una voz autorizada.

Muchos jóvenes usan y abusan de las redes sociales. – Afirma el Dr. de la Gándara, y sigue con su exposición:

No hay día que no me pregunte alguien sobre los peligros de Internet, redes sociales, etc., para la salud mental. El tema está de moda, off y on line. Preocupa sobre todo a los padres, y parece que cuanto más puestos están ellos en la red, más preocupados por el uso que hacen sus hijos. De padres conectados, hijos enganchados, piensan. Y puede que acierten.

Hasta ahora, a los psiquiatras nos preocupaba la adicción y poco más, pero el medio se está revelando como una fuente inagotable de sustos para la salud mental. Temas como la anorexia, el cyberbullying, el acoso on line, la compra condicionada o el suicidio, son algunos de los asuntos más preocupantes que tendremos que ir analizando.

Lo último es la depresión relacionada con las redes sociales. Varios investigadores han sugerido que la denominada ‘Facebook Depression’ (depresión de Facebook, en español) es una realidad clínica incuestionable. Un reciente y atinado artículo en la revista ‘Pediatrics’ lo ha explicado en medios científicos, pero los medios de comunicación ya estaban dando vueltas al asunto tiempo antes.

Las circunstancias vendrían a ser como sigue: Muchos jóvenes usan y abusan de las redes sociales, en ellas desarrollan buena parte de sus vidas y personalidades: se relacionan, emocionan, forman, informan, enamoran, vinculan, hacen amigos, crecen personal y socialmente… Pero también puede ocurrir que se pierdan amistades, se rompan vínculos, se descienda en el nivel social, se sufran críticas, acosos, agresiones, ninguneo…

Y si uno vive demasiado en la red, y poco fuera, se convierte en un personaje mediático, expuesto a lo bueno y lo malo de las redes, a subir y crecer ‘socionline’, pero también a bajar y extinguirse. Para los jóvenes, especialmente para los adolescentes, la aceptación social, la pertenencia al grupo, la relación emocional íntima, la intimidad confidencial y la sensación de auto valía, estima y seguridad que dan las redes son muy valiosas, y por ello su pérdida puede ser muy dolorosa.

Se trata de nuevas formas de estrés relacional que, en el fondo, son las mismas que en las relaciones ‘off line’, pero la rapidez, inmediatez, intensidad de los sucesos ‘on line’ les hace ser especialmente agresivos, violentos, difíciles de tolerar y adaptarse a ellos. Y la calidad y cantidad de las expresiones emocionales en las redes puede ser especialmente intensa, ruda, contagiosa, imitativa, generándose círculos viciosos veloces e incontrolables que conlleven riesgos para los sufrientes: agravamiento de los sentimientos depresivos, aislamiento social, conductas anómalas (abusos, compulsiones, suicidio)…

Vivir en la red es estar expuestos. Cuesta acostumbrarse, sobre todo si eres inestable, vulnerable y tienes problemas de autoestima, como la mayoría de los adolescentes. Así pues, parece que necesitaremos una nueva psicopatología ‘on line’ para analizar correctamente las expresiones emocionales, detectar posibles patologías y hacer buenos diagnósticos y tratamientos.

Los psiquiatras tenemos trabajo para rato, quizá tengamos que desarrollar una nueva subespecialidad: ‘psiquiatría on line’. Todo un reto.

Tengo que informar al admirado psiquiatra, (aunque imagino que ya lo sabe) que ya existe la “psicoterapia on line”,  pero no creo que los profesionales  “internauticos” de la psiquis, reciban muchas consultas de cibernautas “enganchados”, por la sencilla razón que todos ellos sin excepción (creo) niegan la mayor, es decir, que estén “enganchados”.

En todo caso, matizaría lo que afirma el Dr. J. de la Gándara, eso que los padres están preocupados, la considero una visión muy “benigna” del fenómeno/problema. En todo caso, serán “algunos padres”, pero muy pocos tienen presente los riesgos de ese “inmedido” uso, es decir, abuso, de las redes sociales, entre otras cuestiones, porque ya muchos de estos padres, no solo están conectados, sino que están enganchados, y bien enganchados a estas “herramientas”.  Está visto que en esto de la educación, lo de predicar con el ejemplo, no lo estamos llevando a cabo muy bien.

Vuelvo a insistir, el problema no es de Facebook o de otras redes sociales, (yo mismo soy un usuario) sino el uso que de ellas se haga, y hoy, los que nos dedicamos a esto de la observación, vemos que la “cosa” se está desmadrando bastante ¿Hasta dónde?  ¿Hasta cuándo?  ¿Qué no deberíamos hacer?  ¿Qué deberíamos hacer?  Cada cuál que busque la respuesta, y si la encuentra, ¡que actue!  Todo un reto.

Pero no lo dudéis, yo seguiré “oteando” e informando, desde allí, desde mi “Azotea de la Libertad”.