Los signos de la vida y los ciclos de la naturaleza

Una reflexión y una propuesta atrevida de vida, para mentes atrevidas

En su caminar por los sinuosos pero suaves senderos a través de los extensos viñedos del Penedés, el Transeúnte observa con su pausada mirada, y el paso de los días, los ciclos de la naturaleza representados de forma espectacular y a veces mágica en los cambios que se producen  en todos los seres vivos que la conforman.

En este espectacular cambio, es la flora la que, de forma más evidente, nos informa y se manifiesta.

Estos cambios que, de forma tan rutinaria, observamos y que no suelen (salvo excepciones) suponer más que algún comentario sobre lo triste y frío del invierno, lo verde de la primavera o el caluroso verano.  Para el Transeúnte, suponen un mensaje constante sobre la esencia de la vida.  ¿Cuál es la esencia de la vida?

¿Cuál es la esencia de la vida?

La vida es un regalo del azar. (JMO)

Como desconocemos “realmente” el origen de la vida (y que me disculpen algunos creyentes y algunos científicos, pero es lo que “hay”), no vamos aquí y ahora, por lógico espacio de tiempo, y también de conocimientos,  a desarrollar teorías cuánticas ni filosofías profundas razonadas o esotéricas.  Nos vamos a ceñir pues, en lo que sabemos a ciencia “cierta”. Nos referiremos a, aquello más o menos “cierto”, pero que “ciertamente” nos pondríamos de acuerdo para denominar “azar”, y que tiene que ver con los aspectos exclusivamente humanos.

El azar, (o lo que fuere) hizo que dos personas se encontrasen en estos  caminos de la vida, y como fruto del encuentro un espermatozoide y un óvulo también se “encontraron” y fruto del encuentro iniciaron el principio/creación de un nuevo ser, de una nueva vida.

Este proyecto de vida iniciado, seguirá un proceso “natural”: embarazo, nacimiento. Seguirá un desarrollo físico y mental y se irá conformando una determinada personalidad.

Esta personalidad, única e irrepetible, será el resultado de la herencia genética y la educación de los aproximadamente diez  primeros años de vida, entendiendo como educación, todo aquello que el niño/a percibe desde el momento de su nacimiento y lo va grabando en su memoria “hipocampica”, y que  conformará el marco de referencia en la vida de esa persona.

Una vez ya ubicados en nuestro territorio vital, y la personalidad más o menos estructurada, iremos tomando decisiones (la vida es una constante e imparable toma de decisiones)  y aquí empiezan las tribulaciones, es decir, los problemas, y que ya siempre nos acompañaran a lo largo de nuestra vida.  Porque problemas siempre los habrá, menores o mayores, pero en una sociedad variopinta donde ninguna persona siente, piensa o hace las cosas igual que otra, los problemas están garantizados  ¡es lo que hay!

Cómo gestionar los problemas de la vida.

¿Cómo gestiona, en general, el ser humano su vida? (nos referimos  al llamado primer mundo) Pues sin ninguna duda, tirando a mal, o muy mal.  No voy a describir en este primer escrito, relación alguna de lo que estamos haciendo bien o mal y qué deberíamos cambiar, pero prometo plantear mis teorías al respecto y aportar ideas para poder afrontar y orientar la vida, con una mejor gestión de los problemas, siempre con el sano objetivo de ayudar a lograr un desarrollo  y una vida más feliz.  Esto será en el siguiente capitulo: Ahora, empecemos por describir la primera parte de mi metáfora; «El tronco de la vid».

Es su robusto tronco, sostén y cimiento de todo su proceso productivo.  Tronco solitario y desprovisto de sus naturales adornos, ni una sola hoja para cobijarlo en sus más intimas partes en el inevitable invierno, soportando las inclemencias propias de la fría estación.

Pero mientras, sus raíces, siempre incansables e insaciables, proveen de forma silenciosa y almacenan las necesarias proteínas para desarrollar con éxito la siguiente etapa de su vida.

LOS CIMIENTOS DE LA VIDA: La filosofía y las cepas de los viñedos

Hay que vivir el presente.  La primera lección nos la da  la propia naturaleza.  Te invito a un paseo por entre los viñedos del Penedés, y te explico cuál es ese primer y apasionante paso…eso será en la segunda parte de este artículo:  Una reflexión atrevida para mentes atrevidas (2/2)

Hasta luego…