…o El camino que lleva a la Vida que Vale.
Ésta es la continuación de la historia de un hombre normal que, envuelto en la esquizofrenia de la “Vida Moderna” (como tantos millones de hombres y mujeres), había estado a punto de destrozar definitivamente su vida, que envuelta por el torbellino irracional que genera la forma de hacer de esta sociedad “Moderna”, había caído en los más profundos rigores de la desesperanza, y una existencia vacía y sin sentido, le condujo al calvario de la depresión que no le permitía ver más que, el sufrimiento y la muerte.
Pero eso ya era historia…
Li Man estaba dispuesto a encontrar el nuevo camino hacia la “Vida que Vale”. No le fue fácil la salida de las negras profundidades del “Valle de la Vida Muerta”, las salidas son escasas, y pueden estar poco visibles, sobre todo, para los que no están con las ideas claras en su deseo de encontrarlas.
Li Man sabía que, en estos momentos, su principal ayuda era él mismo y su voluntad de tener éxito en su objetivo. Pero con su mochila repleta de ilusión a cuestas, y la intuición de los que saben lo que quieren de verdad, al fin encontró una salida.
Era un camino estrecho y se notaba que había sido muy poco transitado, “¡bueno!, ¿Y a mí que?”, pensó.
Cogió un palo en forma de vara que había al borde del camino, comprobó que era fuerte y la madera estaba sana, y pensó; “Así quiero ser: natural, sano, fuerte y flexible” Inmediatamente esbozó una sonrisa y pensó “¿Quién me lo iba a decir?, yo aspirando a ser como una vara”. A continuación inspiró profundamente, y mientras notaba que el aire fresco y lleno de matices llenaba sus pulmones y su vida, empuñó fuertemente su vara, la hincó con fuerza en el suelo y empezó a caminar con decisión..
Li Man notó bajo sus pies la esponjosa tierra que se apretaba por el peso de su cuerpo. Miró a sus pies y observó su caminar, y cómo avanzaba por aquel camino de sinuoso y empinado trazado. Por primera vez en su vida, se dio cuenta de lo que es “realmente” avanzar, y se dio cuenta de cómo se hace camino al andar.
Todo era silencio, y sólo el leve chasquido de sus pies al contacto con la tierra, ponía música al armónico conjunto de hombre y naturaleza que acababan de iniciar una nueva historia, en un mundo por conocido, desconocido.
El trazado de esta primera parte del camino, se componía de una suave y recta pendiente que abocaba en una curva hacia su derecha. Li Man, se fue acercando a la curva. “¡Uff!, Parecía que estaba más cerca”, pensó. Su mente iba más deprisa que su cuerpo. Debía coordinar cuerpo y mente. No debía olvidarlo, “armonía” era la palabra clave. Por fin, llegó a la cerrada curva a la derecha que se adentraba en la montaña para sortear una pequeña depresión del terreno.
No debemos olvidarlo, ARMONÍA es la palabra clave
Al llegar a la curva, se acercó al borde del camino, y aunque todavía no había ascendido muchos metros sobre las profundidades del Valle de la Vida Muerta, pudo observar el panorama que había dejado tras de sí. No había sido fácil encontrar la salida del Valle, además estaba cansado, y sólo había hecho que empezar el Nuevo Camino hacia la Cumbre de la Vida.
“Si lo consigo, – pensó- si llego al final de este camino, deberé dar las gracias por haberlo conseguido”. Estaba inmerso en este pensamiento, cuando notó que una fuerza interior le hacía mirar hacia las profundidades del Valle de la Vida Muerta.
Ahora estaba fuera de aquel tenebroso Valle, había salido de las profundidades de su depresión y de su vacío existencial, y había iniciado un nuevo caminar hacia nuevas dimensiones, que él con su esfuerzo, debía descubrir.
Y era ahora, aquí abajo, mucho antes de conseguir nada, cuando Li Man pensó que uno debe sentirse agradecido.
La sola oportunidad de poder hacer cosas en la vida, ya es motivo de agradecimiento.
Miró Li Man con gesto solemne al cielo azul decorado de suaves brumas, y sin darse cuenta, pero complacido de su gesto, grito:
¡Gracias! Gracias por darme esta oportunidad. Gracias, ¡a quien sea!, al que rige, armoniza y facilita escoger nuestros destinos. Gracias por darme este nuevo amanecer. Todavía no he logrado nada, pero pienso olvidar el pasado con sus turbulencias, agresiones y tribulaciones. El pasado es solo un sueño que culminé en las negras profundidades del Valle de la Muerte, al cual, no pienso volver ni siquiera en sueños. A partir de ahora, sé que mi felicidad depende de mí, y he descubierto que la felicidad, no está en tener más bienes, sino en compartirlos con los demás. Éste es mi compromiso y esta es mi fuerza…
A medida que iba hablando, Li Man observaba que sus palabras se iban dibujando en el azul del cielo como si un lápiz mágico las describiese con increíble soltura y belleza de trazos. Sintió por primera vez en su vida, que sus palabras no desaparecían, a pesar de que no había nadie que le escuchase. ¿O tal vez sí?
Li Man quedó en silencio unos segundos, bajó la mirada, y vio sus pies firmemente apostados en el suelo y la punta de la vara junto a ellos.
¿Cuál es mi fuerza? – se preguntó. – ¿Cuál puede ser la fuerza de un hombre o de una mujer, cuando están inmersos en los problemas y agresiones que produce la actual Vida Moderna?
Poco a poco su vara, como impulsada por una extraña fuerza que nacía del interior de Li Man, con unos lentos pero firmes movimientos, fue escribiendo unas siglas en la suave tierra del camino. Al terminar las tres siglas, las miró y desde aquel momento quedaron grabadas para siempre en lo más profundo de su cerebro.
Nunca renunciaría a ese compromiso con él mismo y con los demás. A partir de ahora, esas tres siglas presidirían su comportamiento y su visión de la vida.
Volvió a mirar las tres letras… A.M.P. y pensó: “Es todo lo que tengo, pero de momento es más que suficiente”.
Actitud Mental Positiva
¿Cómo sino podía abandonar definitivamente las negras profundidades del Valle de la Vida Muerta, y recorrer el camino hacia la Cumbre de la Vida?
Li Man había oído hablar alguna vez de la A.M.P., incluso creía recordar que había leído algo que hacía referencia a ello en un libro sobre negociación. “¡Tonterías!– había pensado en su momento, “Eso son tonterías de los que desconocen la realidad”.
¿Realidad? …. ¿De qué realidad hablamos?
- ¿De la realidad de los políticos?
- ¿De la realidad de los empresarios millonarios?
- ¿De los millonarios que sólo son millonarios?
- ¿De la realidad de las múltiples religiones?
- ¿De la realidad de los pobres de cualquier parte del mundo?
- ¿De la realidad de los enfermos?
- ¿De la realidad del Tercer Mundo?
- ¿De la realidad de las guerras?
- ¿De la realidad de los medios de comunicación?
- ¿De la realidad de…?
Li Man acababa de aprender algo muy importante; había aprendido a hacerse preguntas.
“La realidad como tal, no existe – pensó Li Man – La realidad es lo que percibe cada persona. Tengo que saber vivir con todas esas realidades. Ése es mi objetivo, y ese es mi compromiso.” Cuantas cosas había oído y no les había hecho caso, y empezó a recordar…
Era una pequeña muestra de algunas de las cosas que Li Man había leído y/o escuchado, y que en su día no fue capaz de comprender.
Hoy, en su lento caminar, por el camino que lleva a la Vida que Vale, entiende cual puede ser el valor y la fuerza de una frase, hoy se ha dado cuenta que muchas veces el hombre y la mujer para mostrarse fuertes ante sus propias debilidades, opta por despreciar lo profundo y lo hermoso. Una frase, una metáfora, un aroma, el trino de un pájaro, una poesía…
El resto de la historia y mucho más, lo encontararás, si te atreves a realizar un apasionante viaje a través de los senderos de la psicología y el conocimiento cientifíco, en el libro * Las Claves del Comportamiento Humano. (Amat Editorial)
* Confieso, que me animé a publicar esta, (y posiblemente lo haré con otras más) secciones del *libro, cuando muchas personas a lo largo de los últimos tiempos, me confesaron emocionadas, que leyendo y «trabajando» en base al contenido del mismo, había cambiado radicalmente su vida de forma positiva.
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