Una idea sin acción es simplemente un sueño ¿Como podemos alcanzar nuestros sueños?

Lo planificado ocurre, y si no, se vuelve a planificar”. Lapidaria frase pareciera, pero en su seno radican muchos éxitos y fracasos en la vida de muchas personas (y empresas). Fue el gran consultor de empresas y escritor (además de buen amigo) Jesús Mondría quien insistía en su excelente libro “Mejore su rendimiento” y en sus seminarios y conferencias sobre la idea de la planificación.

¿Y qué se debe planificar en la vida de las personas?, os preguntareis estimad@s amigos y amigas. Pues nada menos que, lo que voy a hacer en el futuro para conseguir mis objetivos vitales. Y aquí aparece el primer problema: Y ¿Qué quieres decir con “objetivos vitales”? Pues ni más ni menos decidir cómo quieres que sea tu vida futura. Decidir, si quieres obtener por tus méritos algún logro importante en tu vida, o ser producto de las circunstancias, de la suerte, o si eres calvinista, creer en la predestinación, donde ya todo está decidido sobre tu vida. Si no quieres vivir como fruto de estas “circunstancias”, tendrás que “ponerte la pilas” y empezar a planificar tu propio destino, porque:

Lo planificado ocurre, y si no, se vuelve a planificar

Siempre me sorprendió la enorme pereza que manifiesta el ser humano (salvo excepciones) a la hora de planificar su vida, pereza para “parar y pensar”. Hoy se lleva la velocidad, y como ya he manifestado en algunas ocasiones; “Hacer nada a toda leche”. Una forma curiosa de llenar el tiempo, es decir, la vida.

El “cortoplacismo” es la moda actual más rutilante. He tenido y mantenido muchas diatribas sobre este tema, animando a las personas (y a las empresas) a planificar su vida a medio y largo plazo. Pero en general, pareciera que el futuro no exisite, se diluye a la vuelta  de la próxima esquina, una verdadera miopìa social. Mientras, ya hay quien se ocupa de planificarnoslo, y lo curioso es, que casi nadie se percata de ello; más miopía…

He comprobado, que muchas personas, viven en un constante y perenne sueño, pero no se suele pasar de ahí, (debe ser porque no cuesta esfuerzo ni dinero) y siempre suelo plantear la misma pregunta ¿te gustaría que tus sueños se hiciesen realidad? ¿Sí?  Pues deja de pensar eso que los «mandamases sociales» ya de niños nos metieron en nuestro cerebro, que: «Los sueños, sueños son«, es decir, no te molestes en intentar conseguirlos, no sea que algún día logres alcanzarlos. Yo te animo a desterrar esas premisas, y te animo a que  empieces a planificar que harás para lograr tus sueños ¿Y cómo lo hago? Pues, márcate un sueño como objetivo alcanzable a lograr en un tiempo determinado, y planifica en ese tiempo lo que vas a hacer: tiempo de duración, el esfuerzo y el precio que seguramente deberás pagar, pues los sueños en la vida, no son como los «dormitados» sueños en la noche, donde siquiera necesitan esfuerzo para pensar, y además ¡son gratis!.

Y ahí, en el pensar está, aunque parezca extraño, el gran freno. No sabemos pensar racionalmente, (tampoco nos suelen enseñar de niños este noble arte) sobre algo tan aparentemente etéreo como son nuestros sueños. Yo diría, basándome en mi experiencia como “analista de comportamientos humanos” que ni siquiera estamos (salvo excepciones) preparados para pensar racionalmente.

Hoy, el pensamiento es el del “día a día”, el “aquí te pillo aquí te mato”, después, si salió bien la «cosa», me pongo la medalla, sino, excusas no me faltarán para justificar mi fracaso, o como mínimo, mi “no éxito”. Hoy somos expertos en la invención de excusas. Dedicamos más tiempo a “inventar” excusas que a usar la creatividad y el sentido común. Verdaderas “genialidades” he oído, en modo de “racionalizaciones” e “intelectualizaciones”, y la “gente” se queda tan “pancha”.

Nuestro cerebro, dispone de un ancestral mecanismo que sirve para ahorrar energía, y el cerebro cuando más energía consume es cuando piensa “cosas” alejadas de la rutina y se adentra en nuevos territorios neurales, esa intrincada selva en la que, como decía nuestro Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, “tantos exploradores se han perdido”, y que tampoco parece interesar a la mayoría de nuestra sociedad. “Hábleme del último modelo iPad, la última «gracia» del Facebook, mi  WhatsApp , o del último éxito de… pero no me venga con tonterías de psicología o de filosofía.

Al cerebro, lo que le va bien es “seguir la corriente y las modas”, y ahí nos tienen pillados, pues ya hay quien se encarga de decirnos incluso, qué es lo que podemos soñar, este ha sido uno de mis últimos descubrimientos. (Un ejemplo paradigmático actual es el independentismo en Catalunya)

Primero nos agrupan en manadas; (ríanse de las manadas de “ñus” en las grandes migraciones africanas del Serengueti) en grandes ciudades, en masas de seguidores de famosos, la moda tal o cual, etc. y no hay nada más fácil de manejar, que las “masas”.

Puedes soñar de noche o de día, pero si no aplicas en primer lugar la racionalidad, es posible que tus sueños se convuertan en fracasos, se  desvanezcan y se pierdan como el agua entre tus dedos, y ya, siquiera tendás animos para nuevos sueños…

El futuro, es el presente del mañana, con el que sin duda te vas a encontrar, y dependerá de lo que hagas en “tu aquí y ahora” como será ese futuro.

Todos cabalgamos a través de nuestros sueños, los triunfadores, planifican y se esfuerzan por su logro, el resto de mortales humnos, se conforma con “ganar algo” o con “no perder”, en cualquier caso, una forma banal de vivir la vida.

Confieso, que no intento convencer a nadie para que cambie su modo de vida, seguro que sería tarea inútil, pero tenía la necesidad de decirlo (una vez más).

Como muy bien reza el título del excelente libro de mi buen amigo Matti Hemmi: ¿Te atreves a soñar? ¿No será el miedo el que te impide trabajar para lograr tus sueños? Sobre los cobardes no hay nada escrito ¿O sí?

Ahora me retiro a mi Azotea a seguir planificando mi próximo sueño, ello me facilitará seguir dirigiendo (en la medida de lo posible) mi vida, y ser un poco más feliz, que en realidad, es mi sueño principal. ¿Sabes cuál es el tuyo?

  • Debo aclarar, como ya habrás supuesto, que en ningún momento me he referido a los «Sueños freudianos»