Caminando por la “cuerda floja”.
Estamos asistiendo al encumbramiento de una antigua habilidad/profesión: el Funambulismo Social, es decir, caminar por la vida como si en una cuerda floja lo estuviésemos haciendo, eso sí, cada cuál, a alturas diferentes, ya veremos porqué.
Cientos de miles, o millones de personas, viven haciendo verdaderos equilibrios para no caerse de su status social y precipitarse en el más inmisericorde vacío de la “nada”, la incertidumbre y lo peor; la desesperanza.
Muchas de estas personas, son gentes fuertes física y mentalmente. Personas para aportar a la sociedad esfuerzo e inteligencia, y ahí están, en la cuerda floja.
Se podría pensar que si tan valiosas e inteligentes son, no deberían tener temor a caer en ese vacío existencial lleno de desesperanza. Pero claro, todo tiene un límite, y la resistencia física y mental, también.
Pero si observamos la realidad social desde la “Azotea”, veremos que sí hay motivos para no sentirse optimistas en cuanto al futuro de muchas de estas personas, y ¿por qué? ¿Dónde está el problema? Pues el problema está, en que “alguien” constantemente, les está moviendo la cuerda. ¿Se imaginan la imagen?
¿Te imaginas caminando por una cuerda a cierta altura, pongamos que más o menos alta, pero de cualquier forma peligrosa, si se produjese la caída? Y lo más paradójico del espectáculo es, que estos que están moviendo la cuerda, suelen ser en su mayoría, menos inteligentes y capacitados. Si estás pensando en políticos, aciertas de pleno, si en grandes empresarios llenos de avaricia y sin escrúpulos; también, y si piensas en algunos profesionales liberales y directivos incompetentes de empresas, seguro que no te equivocas.
¿Y cómo medimos la altura a la que está ubicada la cuerda de cada cual? Pues depende de la responsabilidad/carga personal y familiar que afecta a la persona. Un joven sin cargas familiares, más o menos bien preparado, aunque esté en el paro, podríamos decir, que camina en una cuerda a baja altura, pero no sucede lo mismo en una persona con cargas familiares, hijos, hipoteca, etc. Esta persona, hombre o mujer, corre un gran riesgo, y si cae él o ella, puede arrastrar a otras personas, y eso es lo más grave de la situación. Una persona sin cargas familiares, puede vivir debajo de un puente y alimentarse de raíces y las sobras de los restaurantes, pero ¿que pasa, cuando hay niños, o personas discapacitadas por su edad o problemas físicos o mentales?
Pues ahí los tenemos, moviendo la cuerda. Los políticos ayudando a la gran banca y justificando que no hay que dejarla “caer”. A Bankia, por ejemplo, no solo no le han movido la cuerda, que estos si estaban en la cuerda floja y por méritos propios, al menos por incompetentes, ladrones y corruptos, sino que los responsables se van a ir de “rositas”, sino al tiempo, y que ya con su cartera repleta (€), les importa un pimiento lo que piensen o digan los demás.
Otros que mueven la cuerda son los empresarios (no todos, por supuesto) ¿Y como lo hacen? pues presionando al gobierno de turno, para que promuevan y dicten leyes indecentes e inhumanas, para poder seguir explotando a sus anchas al personal. Y al hilo empresarial, no olvidemos a los directivos incompetentes, que por supuesto no lo son todos, pero de todas formas siempre serán demasiados.
Recuerdo mi época de consultor de empresas, lo habitual entre los colegas era comentar el nivel de incompetencia de muchos directivos. Y la pregunta definitiva siempre era ¿Cómo es posible que esa persona tan incompetente esté ocupando ese puesto de tanta responsabilidad? Algunos ya hace tiempo que tenemos la respuesta, la inteligencia y la ética, cotiza muy bajo en las empresas, más bien al contrario ¿Me explico? Pues estos, también están moviendo la cuerda, no sea que se haga justicia y…
Aunque fuese simbólicamente (por supuesto), pienso que habría que cortar unas cuantas manos, esas que con su avaricia, incompetencia, falta de solidaridad y valores éticos, siguen moviendo la cuerda, y además para más “inri” lo negarán una y mil veces en nombre de vaya a saber usted “qué”.
Ya es hora de denunciar. Hay que romper el silencio, y muchos lo haremos con la fuerza de la razón y alzando nuestra voz y nuestra pluma de forma serena pero firme y constante. Hay que cambiar las formas, y sobre todo el fondo. Lo que hemos hecho hasta ahora, ha servido de muy poco. Internet es la gran oportunidad, pero habría que dejar de malgastar energías en la sandez, el cotilleo y el “sinsentido” superficial. Eso solo nos lleva a que poco a poco, muchos vayan cayéndose de la cuerda, algunos con resultados fatales. No te duermas, empuja, asociate, mañana puedes estar tú haciendo funambulismo. Yo de verdad, no te lo deseo, pero…
No hay comentarios