Algunas ideas sobre el «mercado» de la seducción.

Haciendo referencia a nuestro enunciado, la primera pregunta que puede surgir es: ¿amar es un arte? Interesante pregunta, ¿no?  El amar parece algo “natural”, y en el fondo lo es, pero ¿somos conscientes que sobre el amor y el amar, también hay mucho que aprender?

Para la mayoría de personas, uno de sus más profundos deseos es el de “ser amado”, y este deseo nos ocupa y nos preocupa más que el de nuestra capacidad de amar.

El hombre, mucho más que la mujer, cree que una forma de conseguir ser amado, es a través de la riqueza, ser una persona de éxito, tener un “cuerpo diez”, etc.  Por supuesto que las mujeres también tienen sus ideas al respecto; tener una buena figura, bello rostro, lozanía, vestir de forma elegante, etc.

Existen otros valores que también pueden ser “usados” para seducir,  indistintamente por hombres y mujeres: ser educados, amables, simpáticos, cultos, buenos conversadores, etc.

Todo, para seducir al otro o la otra.  Hemos, no obstante, de ir con cuidado a la hora hablar de “seducción”, pues una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua la define como: “Engañar con arte y maña”   Lo de engañar, por supuesto que lo obviamos, desde luego, no entra en nuestro estilo ni en nuestros valores, pero si que podemos detenernos en el “arte”.

Hablamos de “amar” y “seducción”, y cabría preguntarnos,  ¿pretendemos seducir para que nos amen?  ¿O solamente para conseguir una admiración o disfrute pasajero?

Existen una serie de personajes y condicionantes estereotipados que ayudan  en el arte de la seducción; una mujer atractiva tiene mas posibilidades de conseguir seducir a un hombre que una que no lo es tanto.  En el mercado de la seducción, el atractivo, el dinero y la fama o popularidad se cotiza bien.

Para estos personajes y personajillos del dinero a gogó, metrosexuales unineuronales y famosillos de pacotilla, no vamos a tenerlos en cuenta en nuestro escrito.  Me dirijo con cariño, a los más “normalillos y normalillas”, y no por eso menos personas, porque el valor de las personas no se mide en dinero, en bíceps, pectorales o similares.

Entonces, si no dispongo de fama, dinero y todo eso… ¿Que hacer para seducir a la “otra parte”?

Veamos, lo primero que hay que tener en cuenta, es que no existen fórmulas universales.  El mismísimo D. Juan Tenorio fracasó en muchas de sus aventuras.  No te voy a dar, por lo tanto recetas mágicas, (la verdad es que tampoco las tengo) en todo caso, alguna información y algunas orientaciones sobre el tema  ¿vale?

En primer lugar, decir que cada persona es un ser único e irrepetible.  Según el Análisis Transaccional, cada persona divide su personalidad, en tres partes o estados del Yo.  La parte sociocultural que llamamos Padre, la parte racional que llamamos Adulto y la parte Niño que corresponde a todos los aspectos emocionales.

Puede suceder, que una persona, tenga más desarrollada su parte Niño, es decir, su parte emocional, esta persona, se sentirá más identificada con otra que le hable de temas emocionales, de sentimientos, sensaciones, etc. y su corazón se abrirá más fácilmente que si se le habla de normas, de trabajo, de política etc.  que sería el caso de una personalidad más Padre.

Entonces ¿que hacer?.  No te preocupes, no tenemos la solución total, pero sí unas pistas que te ayudaran para acertar más en tus comportamientos “seducteriles”.  Toma nota:

1º.  Si no conoces la personalidad del “otro/a”: Viste sin  estridencias, algo neutro.  No  vayas de “vampires/a”, eso sólo impresiona a lo/as “pobres de corazón”.

2º.  Pregunta y observa: ¿hace gestos de niño?, ¿es autoritario? tienes que averiguar si en su personalidad priva la parte Padre, Adulto o  Niño…

3º.  Una vez definida su personalidad habla “su” idioma.  No intentes hablarle de cosas que no le van, se sentirá incomodo/a. ¡Vaya rollo!! Nunca conseguirás seducirlo/a.

4º.  Si su tipo de personalidad no “coincide” con la tuya, ¡olvídalo!, no fuerces, lo más que conseguirás es un momento pasajero  o un “revolcón” con mal sabor de boca…  y aunque hay que aceptar que hoy  eso se lleva mucho (ya hablaremos otro día del tema) tú, hombre o mujer,  vales más que “eso” ¿verdad? Es además, una custión de dignidad.

5º.  Si te sientes cómodo/a con “su” personalidad, sigue escuchando. Si eres mujer, piensa que los hombres somos unos “bocazas”, él te dirá que quiere oír, a partir de ahí es fácil…

6º.  Sonríe, sonríe… nada tan seductor como una sonrisa…

Y hasta aquí puedo escribir, ya que no se mucho más de ese “arte”, y si lo supiese… ¡igual no os lo contaba!!!

Ah!!  Aclarando cuestiones,  en ningún momento me he referido, y espero que así se interprete el escrito, al vulgar ligoteo o al encuentro sexual  “aquí te pillo aquí te mato”.  De lo cuál por cierto, parece que hay mucho, pero mucho…

Seduce de “verdad” quien consigue que le quieran y deseen
por lo que “es” como persona.